En la primera visita se realiza una historia clínica completa, y una exploración física donde se valora la morfología de la paciente (general, tórax y mamas en particular), así como aspectos concretos como grado de hipertrofia, consistencia de las mamas, asimetrías, posición y tamaño de los complejos areola-pezón, grado de laxitud de la piel, etc. mediante observación y mediciones.
La visita se completa con una serie de fotografías estandarizadas.
Antes de la intervención se realizan unas pruebas preoperatorias generales (analítica general, electrocardiograma y radiografía de tórax), y unas específicas (ecografía o mamografía).
El fundamento de la mamoplastia de reducción es resección de volumen mamario (glándula, grasa y piel) y el reposicionamiento de los complejos areola-pezón (con su reducción si es necesaria).
Las cicatrices después de la intervención habitualmente son periareolar (alrededor de la areola) y en T invertida, es decir, vertical desde el borde inferior de la areola hasta el surco submamario y a nivel del surco submamario. En algunos casos de hipertrofias mamarias leves no es necesaria la cicatriz submamaria.
Parte del exceso de volumen de glándula se suele utilizar como “auto-prótesis” para que el aspecto final no sea de pecho vacío.
La intervención se realiza bajo anestesia general y tiene una duración de unas tres horas aproximadamente.
La paciente despierta con unos drenajes y un vendaje que llevará durante las 24 horas de ingreso hospitalario.
Antes del alta se retiran los drenajes y el vendaje se coloca un sujetador específico sin aros.
Las recomendaciones específicas al alta son realizar reposo relativo y no levantar los brazos.
Inicialmente puede existir cierta inflamación en la zona intervenida y algunos hematomas superficiales, pero el dolor se controla con una pauta de tratamiento analgésico y antiinflamatorio.
Los puntos se retiran en Consulta a los 7-10 días. En general, las pacientes pueden reincorporarse al trabajo a los 7 días.