En la primera visita se realiza una historia clínica completa, y una exploración física donde se valora la morfología de la paciente (general, tórax y mamas en particular), así como aspectos concretos como asimetrías, posición y tamaño de los complejos areola-pezón, grado de laxitud de la piel, etc. mediante observación y mediciones.
La visita se completa con una serie de fotografías estandarizadas.
Antes de la intervención se realizan unas pruebas preoperatorias generales (analítica general, electrocardiograma y radiografía de tórax), y unas específicas (ecografía o mamografía).
El fundamento de la mamoplastia de aumento es la colocación de los implantes mamarios, pero hay dos puntos diferenciales en cuanto a la técnica quirúrgica:
Incisión: Es la vía de entrada utilizada para colocar el implante. Las más utilizadas son la periareolar inferior (en el límite entre la areola y la piel de la mama) y la submamaria (a nivel del surco submamario).
Plano: Es la posición anatómica en que se coloca el implante (por debajo de la glándula, de la fascia o del músculo pectoral).
El cirujano valora a la paciente y aconseja ambos aspectos en función de sus características individuales.
La intervención se realiza bajo anestesia general y tiene una duración de una hora y media aproximadamente.
La paciente despierta con unos drenajes y un vendaje que llevará durante las 24 horas de ingreso hospitalario.
Antes del alta se retiran los drenajes y el vendaje se coloca un sujetador específico sin aros, y en ocasiones una banda de compresión.
Las recomendaciones específicas al alta son realizar reposo relativo y no levantar los brazos.
Inicialmente puede existir cierta inflamación en la zona intervenida y algunos hematomas superficiales, pero el dolor se controla con una pauta de tratamiento analgésico y antiinflamatorio.
Los puntos se retiran en Consulta a los 7-10 días. En general, las pacientes pueden reincorporarse al trabajo a los 7 días.